La morosidad vuelve a ganar terreno
El impago entre empresas está aumentando de forma preocupante. Lo que parecía estabilizado tras la pandemia, ha vuelto a repuntar. Cada vez más empresas, especialmente pymes, están sufriendo retrasos en el cobro de sus facturas o directamente impagos totales.
Los datos no engañan: la deuda mercantil está creciendo y con ella el riesgo financiero de miles de negocios en todo el país.
Un círculo que se retroalimenta
Cuando una empresa no cobra a tiempo, tiene que elegir entre pagar a proveedores, asumir costes financieros adicionales o incumplir sus propios compromisos.
Esto genera un efecto en cadena: la morosidad de unos se convierte en la deuda de otros. Y así se va extendiendo el problema por todo el tejido empresarial.
Esta situación es especialmente crítica en sectores como la construcción, el transporte, el comercio al por mayor y el agroalimentario.
Radiografía del impago empresarial
Los últimos informes señalan que:
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El 26% de las empresas ha sufrido impagos significativos en el último año.
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El 52% asegura que la morosidad afecta negativamente a su rentabilidad.
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Más del 8% reconoce estar en riesgo de cierre por culpa de estas deudas.
Además, se está observando un aumento sostenido en el número de concursos de acreedores, una señal clara de que muchas empresas no pueden sostenerse financieramente cuando no cobran lo que les deben.
¿Por qué están aumentando los impagos?
No es casualidad. Detrás de esta oleada de morosidad hay varios factores clave:
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Aumento de costes generales e inflación.
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Dificultades de acceso a financiación.
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Subida de tipos de interés.
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Incertidumbre económica global.
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Exceso de confianza con clientes de largo recorrido.
Muchas empresas están pagando tarde porque no pueden hacerlo antes. Otras simplemente están alargando plazos intencionadamente para aliviar su tesorería a costa de terceros.
Cómo protegerse ante el impago
Aunque el riesgo nunca desaparece por completo, hay formas de reducirlo:
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Verifica la solvencia de tus clientes antes de firmar.
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Redacta contratos claros con condiciones de pago estrictas.
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No retrases la facturación.
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Haz seguimiento activo y no esperes a que pasen los meses.
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Si detectas señales de impago, actúa de inmediato.
Contar con el respaldo de un servicio profesional de recobro puede marcar la diferencia entre cobrar o perder la deuda para siempre.
Conclusión
La deuda mercantil en España se está convirtiendo en una de las grandes amenazas silenciosas para las empresas.
No es solo una cuestión de números: afecta a la salud, al crecimiento y a la supervivencia de miles de negocios.
Tomar medidas, anticiparse y actuar con firmeza cuando alguien no paga es más necesario que nunca.
Porque en el mundo empresarial, quien cobra, avanza. Quien no cobra, se estanca.