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  • El miedo al impago de la deuda alcanza a la banca española

    Fuente: eleconomista.es

    Nadie conoce a nadie. Es el título de una película en la que uno de los protagonistas provoca el pánico en la Semana Santa sevillana. Y si la crisis financiera actual fuera una película, el título bien podría ser el mismo. En el mercado interbancario hace ya muchas semanas que nadie conoce a nadie.

    Da igual los negocios que se hayan hecho durante años: la confianza mutua ha desaparecido, y el pánico a prestar dinero a una entidad que, por un motivo u otro, no pueda llegar a devolverlo, ha drenado por completo el flujo de crédito a la economía.

    Esa desconfianza, además, se ha trasladado al mercado de los Credit Default Swaps (CDS), los seguros ante el riesgo de quiebra de un emisor. Los precios de estos activos sobre la deuda de un buen número de entidades se han disparado, y entre ellas destacan dos cajas de ahorros españolas: Bancaja y Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).

    Los CDS son contratos de aseguramiento que los inversores institucionales firman ante el riesgo de que una entidad no pueda hacer frente a sus deudas. Cotizan en el mercado como un activo más, y generalmente reflejan espectaculares subidas en cuanto se conoce que el banco al que están referenciados podría tener problemas para hacer frente a los pagos de sus bonos. Uno de los ejemplos más claros se vivió a principios de esta semana con el banco islandés Glitnir. Los gestores llegaron a pagar 1.724 puntos básicos para poder poner un seguro a la deuda de la entidad y cobrar en caso de quiebra. Es decir, para cubrir una deuda de 1.000 millones de euros, había que pagar 172,4 millones de euros al año, frente a los 19,7 millones que tan sólo se abonaban a principios de 2008.

    Subida brusca, mal presagio

    Los swaps de los grandes bancos de inversión estadounidense también cotizaron en su momento las enormes incertidumbres sobre su futuro. Los de Lehman Brothers pasaron de 335,5 puntos básicos el 29 de agosto a 706,7 puntos el 12 de septiembre, sólo dos semanas más tarde y ya con la quiebra sobrevolando la sede del banco en Times Square, en Nueva York.

    Ese mismo miedo también ha empezado a extenderse por toda España, ante la posibilidad de que una entidad no pudiese hacer frente a sus emisiones. El mercado de los CDS, junto con los desplomes de las cotizaciones de los bancos en los parqués, sirve de termómetro para conocer en qué bancos se cotizan más riesgos de impagos. Y el sector financiero español, que en los últimos días ha sido repetidamente elogiado como uno de los más sólidos y saneados del mundo, no tiene demasiados motivos para presumir.

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