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  • Linchamiento público contra el moroso

    Un pollo gigante persiguiendo por la calle a una mujer ataviada con visones. Un torero esperando a un empresario en la puerta de su oficina para reclamarle el pago de una deuda. Nuestro país es el único de la Unión Europea donde no está regulada la actividad de recobro extrajudicial de deuda. Es decir, aquí vale todo con tal de conseguir que los morosos paguen lo que deben. O por lo menos de momento. La Comisión de Economía y Hacienda del Congreso aprobó ayer por unanimidad una proposición no de Ley del Grupo Parlamentario Catalán (CIU) en la que insta al Gobierno a regular estas actividades. Es el primer paso para acabar con el linchamiento público del moroso.

     

    Como explica la Unión de Consumidores (UCE), "se puede considerar a alguien moroso en el momento en que tiene una deuda y un acreedor se la reclama. Otra cosa es si se ha establecido un plazo para el pago. Una vez que ha transcurrido ese plazo no es necesaria que nadie reclame el pago para convertirse en moroso".

    A partir de aquí todo parece valer para conseguir lo adeudado. Las agencias de cobros de morosos no tienen reparos para ridiculizar, vejar o denigrar a una persona con tal de que pague. Y eso se puede hacer por el vacío legal que existe en España y que ha hecho que proliferen este tipo de negocios basados en el ‘mobbing al moroso’.

    También es cierto que hoy en día puede resultar muy complicado el conseguir que alguien te devuelva un dinero que te pertenece. Ni siquiera una sentencia judicial asegura el cobro de una deuda. Pero esto no justifica cualquier medida para conseguirlo. Y a pesar de que el artículo 18 de la Constitución, diga que "se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen", no hay nada que evite que un individuo vestido de cura y Biblia en mano te persiga por el centro de tu ciudad reclamándote una deuda.

    En defensa del moroso

    El objetivo de CiU, y el resto de grupos parlamentarios que se han unido a su propuesta, es que el Gobierno adopte las medidas necesarias para crear un marco jurídico de actuación de la actividad de recuperación de deudas y de cobro de créditos impagados. Según palabras de su portavoz de economía del partido, Josep Sánchez y Llibre, la intención es proteger a "los ciudadanos frente a aquellas actuaciones que atentan a la dignidad de las personas o invadan su intimidad en ocasiones de la reclamación de impagos".

    Pero hasta que esta propuesta se convierta en ley (y para eso todavía queda), los deudores sólo podrán contar con la figura del Defensor del moroso. Y para recurrir a ella es necesario haber sufrido ya el daño. Y éste puede ser de diferentes tipos. No es sólo el ser acosado por un torero en plena calle. "Hubo un caso de un constructor al que se dedicaron a llamar a otras empresas y le quitaron tres obras", explica Pablo Camacho, gerente de la empresa. Los daños muchas veces son irreparables porque por mucho que te den la razón en un juicio la imagen de la Pantera Rosa acosándote ya no se puede borrar y casi siempre es demasiado tarde para evitar que en el vecindario se hable de ello.

    La función de los abogados de El Defensor del Moroso negocian con el acreedor el pago de la deuda, tratando de obtener un aplazamiento de la misma o bien una quita en su cuantía. Además denuncian ante la Agencia Española de Protección de Datos los posibles abusos de los que sean víctimas sus clientes por parte de las empresas de cobro, que en ocasiones incumplen el deber de confidencialidad sobre los datos personales de los supuestos morosos.

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